
Obsesinado por un dinero que nunca se atrevió a gastar por el tormento de pensar que levantaría sospechas de sus negocios ilegales, El Capo mantuvo bajo perfil a pesar de convertirse en un poderoso líder del narcotráfico.
Como la mayoría de los delincuentes de grandes ligas, presume de inteligencia y decisión, virtudes que se ven empañadas por el odio.
Su frialdad, astucia y perfil calculador lo ponen en ventaja a pesar de tener un origen humilde y de tener que hacerse cargo de sus 9 hermanos desde pequeño.
Ganarse la vida no es fácil, así que el negocio de la delincuencia parece prometedor, sin imaginar que pequeños robos lo llevarían a cometer crimenes insospechados.
Otra de las complicaciones en la vida de Pedro Pablo León Jaramillo es su corazón dividido entre Isabel Cristina y Marcela. En una de ellas podrá reconocer el verdadero amor.
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