Anna Delvey se presentaba al mundo como una chica rica, heredera de una fortuna valuada en 67 millones de dólares. Decía que su papá era un diplomático y empresario petrolero que la dejaría a cargo de los negocios de la familia.
Anna Delvey: esta es la historia de la estafadora de Nueva York
La joven alemana estafó a ricos y famosos por más de 275 mil dólares y casi logra un crédito de 22 millones

Con ese discurso, Anna, quien en realidad se llama Anna Sorokin, vivió años en en lujo, vistiendo ropa de marca, hospedándose en los hoteles más lujosos, volando en aviones privados, codeándose con famosos y empresarios millonarios y hasta dando generosas propinas.
Su fama creció rápidamente y gracias a eso pudo estar en las fiestas más exclusivas de la alta sociedad neoyorkina. Nada fue raro y el plan de fraude la llevó a tener la idea de crear un club de artes privado que se llamaría Fundación Anna Delvey.
El negocio sonaba jugoso, tanto que logró platicar de su proyecto al arquitecto Gabriel Calatrava, quien a través de su despacho le consiguió un edificio de finales del siglo XIX en Park Avenue.
Y no fue todo, incluso Delvey platicó hasta con el experto financiero y abogado Joel M. Cohen, quien investigó a Jordan Belfort, el verdadero protagonista de ‘El lobo de Wall Street’, quien la asistió en los negocios.
Todo parecía ir en el camino perfecto, pero algo falló y en febrero de 2017 alquiló una habitación en el hotel 'boutique' neoyorquino 11 Howard, haciéndose pasar por mejor amiga del dueño. Se alojó un mes en una suite de 400 dólares la noche y su estancia se hiso popular porque dejaba propinas generosas, sin embargo, un día un empleado del hotel se dio cuenta de que la joven no había dejado el número de su tarjeta. Pagó la deuda, pero tuvo que abandonar el hotel porque no había más dinero.
Pronto se corrió el rumor de que debía mucho dinero a distintos negocios y personas. Incluso estaba prohibida su entrada a dos hoteles de Manhattan que la acusaron de robo de servicios. Ahí comenzó una investigación sobre su identidad, sus propiedades y su manera de operar estafas.
Rápidamente se dieron cuenta de que no era quien decía ser. Su apellido era Sorokin y no era alemana sino rusa. A finales de 2017 fue arrestada en Malibú acusada de seis cargos por varios delitos de fraude que ascendían a 275 mil dólares.
Su método para traer ropa cara, viajar y vivir de manera exclusiva siempre fue dar cheques sin fondos, cometer robos de préstamos y presentar documentos falsos.
De no haberse descubierto el fraude al hotel, es muy probable que Anna hubiera conseguido un préstamo financiero de 22 millones de dólares para abrir su club en Manhattan.
Durante su juicio varios asuntos llamaron la atención del jurado, pues varias veces se negó a vestir la ropa que se le proporcionó para ir al tribunal, argumentando que no estaban a su altura, pues ella sólo usaba YSL y Miu Miu.
Sorokin fue declarada culpable de cuatro cargos de robo de servicios, tres de hurto mayor y uno de intento de hurto mayor en abril de 2019. Fue absuelta de otros dos cargos. Meses después salió de prisión.
Hasta finales de 2019 había planes de HBO de hacer dos series de la mano de Lena Dunham. Y el año pasado Netflix le pagó 320 mil dólares por los derechos de su historia, por la que declaró haber recibido muchas más ofertas.