Mujeres con axilas peludas: ¿higiene o revolución?

Que Elyfer, actriz de Betty la Fea, tenga vello en las axilas nos recordó que las mujeres llevamos mucho tiempo dando esa batalla

Por:
Editorial Televisa.

La actriz Elyfer Torres subió una foto a instagram que inquietó a más de uno. Y es que la protagonista de ‘ Betty en Nueva York’ mostró que usa el vello de las axilas largo.

Torres no es la primer famosa (ni será la última) en mostrar sus axilas peludas. Antes ya lo hicieron Sophia Loren, Madonna, Julia Roberts y Penélope Cruz, quienes se enfrentaron a duras críticas “porque el ‘showbiz’ no estaba listo para eso”; y hasta Lady Gaga lo hizo con el toque de extravagancia que la caracteriza, pues no le bastó con llevar el pelo largo, sino que incluso se lo tiñó del color azul pastel, así como traía la cabellera.

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La depilación como práctica cultural existe desde el antiguo Egipto, donde tanto hombres como mujeres se quitaban el pelo corporal para mostrar respeto, en el caso de ellos, y alcanzar un ideal de belleza faraónica en el caso de ellas.

A principio del siglo XX, el vello en piernas y axilas era algo común, pero la moda y los medios de comunicación hicieron que las mujeres lampiñas fueran el nuevo paradigma de belleza, que sigue vigente hasta hoy que en pleno 2020 nos seguimos preguntando si tener pelos en las axilas y en las piernas es bonito, higiénico o femenino.

O más simple aún, como escribía Angélica Gallón en su artículo ¿Por qué nos sorprende que Lola Kirke lleve sus axilas peludas a los Globos de Oro?, del 2017: “ ¿por qué si hay un pelo que insiste en crecer y crecer, debemos sagradamente removerlo del cuerpo? ¿por qué a pesar de que cada vez más mujeres muestran con naturalidad estos pelos, seguimos asombrándonos, disgustándonos y sintiendo repudio con ese enjambre que amenaza con no desaparecer nunca?”

La revolución estética de las mujeres peludas no ha tenido mucha ayuda. La cosmética, por ejemplo, ha jugado siempre en contra. La idea de tener la piel blanca, suave y lisa es un deseo poderoso y constante ante el reproche de que las mujeres deben ser tersas al toque, sin importar lo que cueste.

Tener pelo en lugares no permitidos socialmente como las piernas, el área del bikini y las axilas puede costar más que el dolor de la cera caliente y la irritación de los rastrillos, implica en muchos casos una condena social prejuiciosa que halla en palabras como: “ sucia”, “ lesbiana”, “ inadaptada” y “ feminista extrema” su descripción más común.

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Más allá del debate médico de la higiene personal, que ha documentado que no está probado que un cuerpo depilado sea más higiénico que uno con vello, o de si las mujeres con pelo en las axilas producen más feromonas y por eso puedan ser más atractivas y tener sexo con cualquiera, el acto de no depilarse se ha convertido en una manera de dejar en claro que las mujeres somos dueñas de nuestros cuerpos.

O como escribió la misma Elyfer: “tenemos el derecho y la libertad de gozarlos como queramos. No dejen que nadie les diga cómo tienen que verse. Tu cuerpo, tus decisiones”.