Para festejar bailando: se cumplen 30 años de Juan Gabriel en Bellas Artes

Ese mítico concierto del divo sigue siendo el favorito para recordarlo, incluso ahora, a cuatro años de su muerte

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Por:
Karina Espinoza.
A varios años de su muerte, Juan Gabriel sigue estando vigente
A varios años de su muerte, Juan Gabriel sigue estando vigente
Imagen Facebook/Juan Gabriel

Cuando Juan Gabriel llegó a Bellas Artes en mayo de 1990, las críticas más “exquisitas” reclamaron por el peligro que estaba pasando la alta cultura del país. “Es muy popular para ese escenario”, dijo más de uno. Pero poco importaron las petulancias y el Divo de Juárez tomó a brincos y vueltas el que fuera el mejor concierto grabado de su carrera.

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¿Y es que a quién conocen que se quede pasmado frente al popurrí de ‘No tengo dinero’ y ‘Buenos días señor Sol’ o al ‘Hasta que te conocí’? acompañados de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) de Enrique Patrón de Rueda.

Se sabe que hasta el entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari, fue a echarse unos brinquitos entre el público, hecho que puede ser considerado como el epítome de todo lo que pasaba en México en aquellos años.


Tras la insólita presentación de Juanga, el éxito del disco no se hizo esperar y hasta la fecha es uno de los infaltables en cualquier hogar de toda la república mexicana. Nada extraordinario si pensamos en el cantante como una máquina de hacer dinero, como bien lo llamó El País al calcular que en la última década de su carrera facturó al menos 160 millones de dólares en conciertos.

Pero regresando al disco y al evento, qué necesario fue presenciar lo insólito del concierto para empoderar “lo popular” como el paradigma cultural que México necesitaba. Y más con el hecho de que las ganancias recaudadas de los cuatro conciertos que se recogen en el concierto grabado fueron donadas a la OSN.

Augurio de su beatificación como el máximo representante de la música mexicana, el concierto de Juan Gabriel en Bellas Artes es un amable recordatorio del merecido reconocimiento para el cantante. Más aún, la clara muestra de que la música, cuando está bien hecha, no necesita etiquetas. ¿Y qué mejor festejo de eso que bailar? Eso sí, sin caerse, por favor.