Ver una corona de adviento decorando una mesa es un claro indicador de que se acerca una de las temporadas más esperadas del año ¡la Navidad!
Corona de adviento: ¿qué significa y de qué color deben ser sus velas?
Descubre qué hay detrás de este icónico símbolo de la temporada


Sin embargo, ésta dista mucho de ser únicamente un elemento decorativo, de hecho, tiene un gran y hermoso significado detrás. Con su forma circular, su color verde y sus radiantes velas, la corona de adviento se ha convertido en la tradición favorita de muchas familias.
A continuación te contamos un poco más acerca de la profunda connotación que tiene la corona para, sobre todo, las familias católicas, pues ésta tiene un enfoque que alude al nacimiento de Jesús que se conmemora el 25 de diciembre.
¿Qué significa la corona de adviento?
En general, la corona de adviento es un recordatorio de que debemos prepararnos para recibir al Niño Dios en nuestro hogar, por lo que está llena de elementos que le dan significado a esto.
Primero, su forma circular. El círculo es una figura geométrica que representa perfección debido a que no tiene principio ni fin, algo que para la religión católica hace alusión a Dios, el cual es eterno y perfecto.
Por otro lado, el follaje de la Corona -el cual puede ser de abeto, pino o algún material artificial verde- se relaciona con la esperanza, por lo que representa un tiempo de crecimiento espiritual y gracia.

¿De qué color deben ser las velas de la corona de adviento?
Aunque no es obligatorio que las velas sean de un color en específico, tradicionalmente ésta debe tener tres velas moradas y una rosa, colores que refieren al tiempo litúrgico de Adviento, que es cuando los sacerdotes visten de morado simbolizando penitencia y humildad de cara a la llegada de Jesús.
La vela rosa representa, por su parte, es la que representa el tercer domingo de Adviento, también conocido como Gaudete. Este color simboliza la alegría y el gozo porque ya está cerca el nacimiento de Jesús.
El primer domingo de Adviento de este año fue el pasado 27 de noviembre. Cada domingo se debe prender una vela distinta hasta llegar al 25 de diciembre, día en el que nace Jesús y cuando, por ende, se debe encender la última.