“A propósito y con propósito” así vive Janelly Farías, futbolista de Club América que a lo largo de su vida, ha tenido que derribar muros para hacerse espacio en lo que desde los cuatro años, supo que sería su destino: el fútbol. Como mujer, esto ha supuesto un proceso de altas y bajas en las que los estigmas y prejuicios han estado siempre presentes. Sin embargo, según relató en entrevista para Unicable, ella vive sabiendo que ser disruptiva y aguerrida desde su posición como futbolista profesional, le da la posibilidad de generar un cambio tangible a su alrededor.
La lucha de Janelly Farías por hacer del deporte, un universo más incluyente
En un mundo que por años fue considerado "de hombres", ella llegó a demostrar que para jugar futbol, solo se necesita pasión.


Cuando empezó a incursionarse en este deporte, de niña, ni siquiera había liga femenil. No fue sino hasta sus 13 años de edad, que se dio la oportunidad de jugar en un equipo de manera más profesional. No obstante, mientras Janelly luchaba por sus sueños, la sombra de los estereotipos, se esmeraba en opacar su luz. “No puedes jugar porque eres niña” “El futbol no es para las mujeres”, escuchaba. Pero con el apoyo de su familia y la convicción de que su sexo no podía ni debía ser un obstáculo, la jugadora de hoy 31 años siguió adelante.
El siguiente gran reto llegó cuando Janelly hizo pública su orientación sexual y expuso abiertamente que era lesbiana, pues aún se topa con personas con mentalidades cerradas e ideas arraigadas, que desembocan en un fuerte rechazo. “La verdad es que sí vivo muchísimo acoso, en especial en redes sociales. Me llegan comentarios homófobos, sexistas, machistas… hay gente que hasta me ha deseado la muerte” cuenta Janelly al tiempo que expone, con voz decidida, que jamás dejará que eso la defina o frene el impacto que quiere generar.
Para Janelly salir del clóset es un proceso constante, pues no solo basta con decirle al mundo quién eres una vez, sino que, lamentablemente, tienes que hacerlo una y otra vez a todo aquél que, sumergido en el heterocentrismo socialmente impuesto, asume que por ser mujer debes cumplir con ciertas características físicas, emocionales y psicológicas.
Vivo con la esperanza de que llegue un día en el que no tenga que decir “ah, soy gay”, o “tengo novia”, y en su lugar solo pueda decir “me enamoré”. Así, sin mayor explicación.
El machismo y el sexismo han sido el pan de cada día de la jugadora del Club América desde que descubrió su vocación, sin embargo, Janelly admite que aunque cada día hay más disposición para erradicar estereotipos y abrir paso al talento sin mirar quién lo posee, aún queda mucho por hacer. “En temas de diversidad e inclusión en el mundo del deporte, hemos avanzado, pero queda mucho por hacer. Nos falta muchísima educación, nos falta exponernos a temas diferentes” afirma la jugadora mexicoamericana.
El seguimiento, dice Janelly, es lo más importante para ver resultados en este rubro, pues muchas empresas capacitan una vez a sus empleados para ponerse la “palomita” de inclusión, sin preocuparse por aterrizar el tema de manera adecuada, y asegurarse que no quede en una charla de una hora, sino que sea algo que se refuerza constantemente.
“Es importante que exista ese seguimiento, que las personas vivan con empatía, con un corazón y una mente abierta, y entiendan que ser heterosexual no es lo único; que ser hombre no es lo único que te puede llevar a alcanzar grandes cosas” asegura la jugadora. En esta línea y como precursora de esta causa, la futbolista azulcrema ha participado en distintos esfuerzos que su actual casa, el Club América, hace para crear conciencia y fomentar espacios de inclusión, tolerancia y respeto tanto dentro como fuera de la cancha, de manera sostenida.
Vivir con menos prejuicios y más libertad, es parte de la consigna que la jugadora levanta orgullosamente en su día a día, y para ello, considera crucial que como sociedad nos enfoquemos en educar(nos) y ser más humildes para identificar cuando se está actuando de manera discriminatoria. “Hay que asumir y cuestionar cómo podemos mejorar en lo individual. Hay mucho que podemos hacer para fomentar espacios donde las personas sienten que pertenecen. Es importante que la gente entienda que el corazón no ve, sólo siente” finalizó la futbolista.