Britney Spears
¿Por qué Britney Spears ya no cree en Dios? La cantante se sincera
Nuevas grabaciones de voz revelan la postura de la Princesa del Pop y sus creencias.

Britney Spears ha sorprendido de nuevo a sus fans, esta vez tras liberar una nueva grabación de audio en la que desahoga su tristeza y frustración al no poder estar cerca de sus hijos, Jayden James y Sean Preston Federline. A través de su cuenta de Instagram, la princesa del pop habló no solo sobre su relación con sus padres, sino también de lo mucho que ha dejado de creer en Dios.
Esta actitud viene ahora de su descontento con sus hijos, sobre todo su hijo mayor, quien supuestamente habría señalado que se avergüenza del comportamiento de su madre. En un tono de regañó, la cantante de 40 años envió un duro mensaje a su hijo.
"Jayden mientras desacreditas mi comportamiento, como lo ha hecho el resto de mi familia con frases como ‘Espero que se mejore’, ‘Voy a rezar por ella’. ¿Rezar para qué? Sigo trabajando para que mi mamá pueda pagar sus cuentas legales y su casa", señaló.
La cantante dijo estar entristecida por la actitud de sus hijos, quienes no quieren pasar tiempo con ella, en incluso reveló la forma en que siempre sentía que de hacer un doble de esfuerzo por mantener a sus hijos cómodos y consentidos cuando la visitaban, llenándolos de regalos, comida y aún así sintiendo su desprecio.
La situación ha hecho que ahora, tras la separación de su familia, tras el fin de su tutela, todo lo que vivió a Britney confiesa sentirse más lejos de Dios y la religión que nunca antes: "Honestamente, mi papá necesita estar en la cárcel por el resto de su vida. Pero como dije, Dios no habría permitido que algo así me sucediera, si existiera un Dios. Ya no creo en Dios por la forma en la que mis hijos y mi familia me han tratado. Ya no hay nada en lo que pueda creer. Soy atea".
Actualmente, Jayden James Federline, de 15 años, parece ser el más duro con su madre, algo que Britney resiente, por lo que le pide que recapacite y se ponga del lado de su mamá: "Pero eras igual que el resto de mi familia. Secretamente te gustaba verme y pensar que algo que estaba mal conmigo. No necesitaba una familia que escondiera cosas en las casas ni hablando a mis espaldas y sintiéndose inconscientemente culpables porque yo pagaba por cada maldita cosa en ambas casas. Yo necesitaba amor incondicional y apoyo".