Luis Miguel y su bronceado falso; de naranja a café, ya se le ha visto con más de un tono a la vez

El cantante no sólo es el rey del pop y los boleros en español, también es el rey del bronceador en aerosol

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Por:
Karina Espinoza.

Desde que se le comenzó a llamar ‘El Sol’, Luis Miguel ha mantenido ese nombre por todo lo alto con su color de piel tostado. Y es que como todos sabemos, al cantante le gusta presumir que se sabe broncear. Sin embargo, desde hace muchos años se mantiene la duda de si sigue tomando baños de sol, va al spa o más bien le gusta agarrar color a punta de aerosol.

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El asunto es que en varias ocasiones, a Luis Miguel se le ha visto con la piel de colores sospechosos, desde un café opaco que contrastó con sus deslumbrantes dientes blancos en una presentación en Chile en 1989, hasta un naranja fluorescente que le manchó la camisa pero se le despintó del bigote por allá del 2012.


Y cómo olvidar sus últimas presentaciones en México, donde algunos fans de las primera filas lograron ver rodar gotas de sudor negras por su cara mientras intentaba no dejar pegajosa la toalla con la que se secaba.

Según se reveló en 2016, algunas fuentes cercanas al cantante declararon que varias veces él ha tenido que recurrir a la brocha y al rodillo para aplicarse color, pues hay muchas cosas que no sabe hacer y ante la emergencia ha acudido a su mejor ingenio.

Las imágenes de todas esas veces que se le ve la camisa manchada, o la cara de un color distinto al del cuello o incluso una mezcla de tonos en su frente y barbilla siguen saliendo con regularidad.


Como es obvio, no esperamos que se cuente nada al respecto en su bioserie, pero lo que sí queda claro es que le hace falta una buena clase de maquillaje y productos de calidad para lograr ese color que tanto gusta a sus fans.

También es obvio que de Luis Miguel lo que menos importa es el color, pues con el enorme talento que tiene, lo demás es lo de menos. Eso sí, siempre será interesante verlo un poco fuera de línea, apurado y resolviendo algo cotidiano para él, como una ventana más a su vida privada que por muchos años guardó celosamente.

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