Desde que comenzó su tour oficial en Sudáfrica, Meghan Markle y el Príncipe Harry han dado mucho de qué hablar, especialmente, porque ciertas acciones de la pareja van en contra a las tradiciones de la realeza.
Meghan Markle y el Príncipe Harry rompen el protocolo en su visita a Sudáfrica
Los duques se encuentran en el país como parte de su primer tour oficial como padres

A su llegada al país, los duques no fueron recibidos con una alfombra roja ni con una ceremonia especial, pues de acuerdo a Vanity Fair, fueron ellos mismos quienes prefirieron llegar directo a trabajar.
“No son unas vacaciones y ellos no quieren que se crea eso. El viaje tomó meses de planeación y el itinerario requirió mucho trabajo. Sus majestades quieren hacer mucha labor de campo, particularmente en un nivel comunitario”, dijo una fuente a la publicación.
Dentro de los requerimientos de los esposos, se pidió que las personas se dirigieran a ellos por su primer nombre y que todos los eventos fueran lo más relajados posible.
“Así es como quieren que se hagan las cosas, no hay un protocolo que indique que se tiene que hacer reverencia al conocerlos, depende del individuo si lo hace”, agregó el informante.
Esta actitud relajada se notó en los primeros días de su visita, cuando se vio a Meghan bailando muy divertida cuando unas mujeres la invitaron a que se les uniera, algo que Harry presenció con buen humor.
Además, la duquesa habló en un discurso de lo orgullosa que está de su origen como una mujer de color, un factor que los tabloides británicos han usado para criticarla desde su llegada a la familia real.
“Aunque vine con mi esposo como miembro de la Familia Real, quiero que sepan que para mi estoy con ustedes como esposa, como mujer, como mujer de color y su hermana. Estoy con ustedes y estoy para ustedes”, fue su mensaje, según reportes de The Telegraph.
Otra de las tradiciones que prefirieron omitir fue el banquete de estado, que hubiera requerido que Meghan utilizara una tiara, prefiriendo dejar las tardes libres para pasar el tiempo con su pequeño hijo, Archie, quien los acompaña por primera vez en un viaje oficial.
En total, la visita real tendrá una duración de 10 días, en los que se llevarán a cabo más de 80 eventos en distintos lugares de la región.
Esta no es la primera ocasión en la que Meghan y Harry rompen reglas de etiqueta de la realeza, pues en semanas recientes el Príncipe cerró su propia puerta al bajarse del carro, algo que la estadounidense ya había hecho anteriormente.
Aunque parecen protocolos exagerados, este esfuerzo es parte del intento de la pareja por parecer más accesibles luego de las fuertes críticas que recibieron en meses anteriores por las lujosas vacaciones de verano que tomaron.