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Ni rosas ni piropos: por qué no se debe felicitar a las mujeres en el 8M

El Día Internacional de la Mujer conmemora hechos terribles, recuerda lo que hace falta por hacer y propone desde donde podemos aprender
Publicado 8 Mar 2021 – 04:44 PM ESTActualizado 8 Mar 2021 – 07:55 PM EST
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Alrededor de las 20:00 horas la mitad de la gente comenzó dispersarse, cuando líderes radicales de la manifestación comenzaron a quebrar los vidrios de la estación Caminero en la línea 1 del metrobús. Crédito: Robin Ruelas

Este Día Internacional de la Mujer es muy probable que en Facebook, Twitter o en tus grupos de Whatsapp llegues a ver algún mensaje de felicitación a “las hermosas mujeres”, “divinas creaciones de Dios”, “dadoras de vida”, “musas del arte” o cualquier otra descripción para acompañar las rosas o cualquier producto rosa que se hayan encontrado en los gifs.

No falta la o el despistado que no se haya enterado y se vale, nadie nace sabiéndolo todo, pero también es bueno redireccionar esas buenas intenciones a lo que realmente importa este día.

El Día Internacional de la Mujer se celebra desde 1975, cuando en las Naciones Unidas decidieron formalizarlo tras algunas protestas de finales del siglo XIX y principios del XX que pedían igualdad de derechos, sobre todo en el trabajo, ya que las mujeres ya formaban parte del trabajo industrializado, pero bajo condiciones laborales lamentables: sin paga igualitaria, sin derechos laborales, con limitaciones para manejar su propio dinero y malos tratos en general.

A partir de entonces, con la rabia de las mujeres trabajadoras en Estados Unidos, vinieron otras batallas, muchas incluso siguen vigentes hoy y sin distinción de fronteras. Y es por eso que el Día Internacional de la Mujer sigue existiendo, no como un pretexto para piropear a quienes tienen vagina (generalmente hay un pensamiento transexcluyente) o agradecer a las madres (que para eso existe el 10 de mayo), sino para recordar ese pasado, no volver a permitirlo y seguir pidiendo que todas las mujeres tengamos los mismos derechos civiles, culturales y sociales que los hombres.

Así que ya déjalo, este día no se trata de “la amiga, la esposa, la amante”, ni Rigo Tovar lo permita. Y hay muchos motivos, por lo menos en México, para pedir que las mujeres tengamos una vida digna, libre de violencias, en igualdad de condiciones laborales, con derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y, sobre todo, con justicia para aquellas que ya han sido vulneradas o asesinadas.

Los datos no mienten y ahí están los del INEGI, los del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, del Observatorio de Igualdad de Género, los del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y demás organizaciones como el Centro de Investigación en Política Pública:

En México una mujer o niña es violada cada 23 minutos. El 15% de las mujeres mayores de 18 años reconoció haber sido violada por sus parejas. El 40% de las mujeres en el país ha vivido violencias emocionales, amenazas y humillaciones en sus relaciones de pareja. En México son asesinadas 11 mujeres al día en promedio, pero no existen los mecanismos para saber ni quiénes eran ni cómo sucedieron sus circunstancias de muerte; el 99% de estos casos queda impune.

Y eso sólo es en lo privado, en lo público, como el trabajo remunerado bajo las normas de un patrón, hay datos igual de desesperanzadores: El 51% de las mujeres que no trabajan en empleos pagados, cuida de su familia o hace trabajo doméstico sin remuneración de ningún tipo. Más del 62% de los mexicanos piensa que el trabajo en casa no debe pagarse y otro tanto piensa que corresponde solo a las mujeres hacerlo.


Así pues, el empoderamiento femenino va más allá de medios y marcas vendiendo imágenes distorsionadas de las mujeres “feministas”, señaladas y estigmatizadas por exigir sus derechos. Porque valdría la pena resaltar que estos discursos del “feliz día a las damitas” en muchos casos se ha transformado en polarizaciones, y en perpetuar la imagen de lo femenino como malo (si no eres dulce y buena como una princesa, quizá seas una bruja, alborotadora, “feminazi”, radical, exagerada, loca y vándala).

En resumen, el Día Internacional de la Mujer es un recordatorio de todo lo que ha estado mal para las mujeres por siglos, es reconocer que falta mucho por llegar a un trato igualitario ante las leyes, es seguir exigiendo que se respeten los derechos humanos básicos de las mujeres: entre ellos la vida.

El año pasado fue un día histórico para las mujeres de México y otras partes del mundo, tras décadas de abusos, el hartazgo, la rabia y la violencia hicieron que, más de 80 mil mujeres en la Ciudad de México, y otras cientos de miles en el mundo, decidieran tomar las calles para exigir lo que corresponde ante sus gobiernos y sus reglas sociales. Así, el Día Internacional de la Mujer se ha convertido en el 8M, un día de sororidad, de encuentro de muchas causas, de una voz plural que exige siempre: ¡justicia!

No hay nada qué celebrar.


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